Viernes 20 de enero de 2017
Hora: 5 pm
Lugar: Complejo
Cultural "Kuikas"-San Jacinto-Municipio Trujillo, parroquia Matriz.
La división de Literatura y Audiovisuales de la Coordinación
Trujillana de Cultura, dio inicio a las proyecciones de películas en la sede
del complejo cultural Kuihkas este viernes 20 a las 5 pm, con el film venezolano
"Pelo Malo Informamos a la comunidad Trujillana que los viernes serán de
Cine en nuestro municipio, todo enmarcado en la celebración de los 120 años del
cine nacional.
El Público en espera
Llamadas...
...últimos toques técnicos,
...INICIO DEL FILM.
El juego de la identidad
Pablo Gamba
PELO MALO
Mariana Rondón. Venezuela / Perú / Argentina / Alemania,
2013.
Pelo malo - CartelLa película con la que Mariana Rondón ganó
la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián el año pasado, Pelo malo
(2013), trata el tema de la identidad de la manera característica del cine de
la realizadora: como juego. Junior, el protagonista, es un niño que quiere
alisarse el pelo crespo que da título al filme, tomado de una expresión racista
en Venezuela. Eso le crea un conflicto con su madre, una vigilante que ha sido
despedida de su trabajo y que ejerce la misma función con respecto al
comportamiento de su hijo mayor. Junior ha comenzado a explorar de esa manera
su sexualidad, al igual que el placer que puede darle su cuerpo, y eso se ha
vuelto sospechoso también por algo que dicen que ocurrió en el Carnaval. La
incapacidad de entender que lo que se propone es simplemente jugar a lucir como
un cantante, en una foto que le han pedido que se tome para el colegio, es lo
que causa el rechazo. Con lo que uno es sexualmente para los demás no se juega.
“El juego sólo se hace posible, pensable y comprensible
cuando la mente entra y rompe el determinismo absoluto del cosmos”, escribió
Johan Huizinga en Homo Ludens, y agregó: “Encontramos el juego presente en
todas partes como un tipo de acción bien definido que es diferente de la vida
‘ordinaria’”. En esa dirección apunta el deseo de Junior en relación con su
cabello, y está acompañado de juegos con los que también intenta trascender la
vida cotidiana en el lugar donde vive: los superbloques del barrio 23 de Enero,
cuyo deterioro es evidencia del fracaso de la utopía que llevó a construirlos,
y que se basaba en una concepción terrible del ser humano como criatura que
podría llegar a habitarlos. Junior y su amiguita ven en los departamentos del
edificio de enfrente un tablero para jugar.
La identidad como
juego es además una forma de resistencia a los estereotipos que están en el
entorno: el buen alumno de pelo corto, que canta el himno formado en el patio
de la escuela; el soldado, uno de los destinos que por tradición ha sido
asignado a la gente morena en Venezuela, junto con el de boxeador, y el de los
que se rapan la cabeza para imitar a Hugo Chávez, cuando el difunto presidente
lo hizo para disimular los efectos de la quimioterapia que recibía por el
cáncer. Pero también es un rechazo a la feminización que intenta imponerle la
abuela, un personaje de inquietante sexualidad. Junior no quiere ser el hombre
ni la mujer que imaginan los demás; quiere jugar a inventarse una identidad.
Pero el que juega también puede hacerse trampas a sí mismo,
y eso es algo que no se le escapa a Rondón. Ocurre con la atracción que parece
sentir el protagonista por el joven de un kiosco, al cual acude una y otra vez
a comprar algo tan claramente metafórico como la profesión de la madre:
fósforos. Con ese juego mantienen en puntos suspensivos la posibilidad de
explorar ese otro deseo. En el caso de la madre, la incapacidad de asumir la
pérdida de su identidad profesional como vigilante la lleva a seguir usando el
uniforme, aunque ha quedado relegada a trabajos de limpieza, y por soledad se
pone un sensual vestido por las noches en el hogar. Pero esos intentos de
disfrazarse son juegos fallidos: la hunden más y más en el fracaso en vez de
elevarla de su cotidianidad asfixiante.
IMagen de la película venezolana Pelo maloUna de las
virtudes del filme es su capacidad de explorar ese ámbito difícil de ventilar
que es el de la sexualidad entre los miembros de la familia, lo que incluye el
erotismo de la madre sin pareja y su bebé, el hermano de Junior. Un acierto
adicional es también un giro importante con respecto a Postales de Leningrado
(2007), el anterior filme de Rondón, y A la medianoche y media (1999),
codirigido con Marité Ugás, la ópera prima de ambas en el largometraje. Se
trata de la falta de solución de continuidad entre el estilo naturalista y los
juegos. En las dos películas anteriores el juego formaba parte de la manera de
narrar. En Pelo malo la narración es transparente y los juegos están integrados
al mundo de la ficción.
En Venezuela la película se destaca por su tratamiento de la
cuestión de la identidad. Es un tema que en el cine nacional tiene su más
importante antecedente en Oriana de Fina Torres (1985) y que en la actualidad
cobra relevancia porque la polarización política se ha construido sobre la base
de una arrogante desestimación ilustrada del problema, por una parte, y
mediante el planteamiento de una guerra de identidades, entre lo que es
considerado como auténticamente venezolano, en un sentido étnico, y lo que
rechazado por ser visto como enemigo de la nación. Es por eso que Pelo malo es
más que un filme sobre la diversidad sexual como los que están de moda –Azul y
no tan rosa de Miguel Ferrari es un ejemplo venezolano (2012). La película de
Mariana Rondón es expresión de un rechazo a todo intento de imponerle a la
gente cualquier manera de ser. Frente a eso está la alternativa de Junior,
incluidas sus trampas: jugar a ser, lo que permite explorar una identidad con
la posibilidad de salirse del juego.
Ficha técnica:
PELO MALO, Venezuela / Perú / Argentina / Alemania, 2013.
Dirección: Mariana Rondón
Guion: Mariana Rondón
Producción: Marité Ugás, José Ibáñez, Gunter Hanfgarn
Fotografía: Micaela Cajahuaringa
Música: Camilo Froideval
Reparto: Samuel Lange Zambrano, Samantha Castillo, Nelly
Ramos, Beto Benites
Texto y fotos-. Pedro Ángel Dávila David Promotor Cultural.
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